Noctambula

miércoles, 16 de junio de 2010

 

Abrí los ojos, note las sabanas húmedas y el apretujar de mis manos a la almohada aferrando mis uñas en ella como ultima estancia, impregnadas estas de las fugitivas que provocaron mis pesadillas, aun quedaba algo de tu aroma; pero solo era una pieza de mi recuerdo, maldije tener que poner los pies fuera de ella y desgarrar mi sueño, volver a la realidad que aun mantengo.

Salí de allí, no quería, pero debía. Arrastraba con mi derecha la toalla, la mirada baja; aun agobiada y noctámbula, añoraba un brillo de luna, la escarcha de la noche, mas sin embargo nada mas allá de un resplandor segador de mañana. Me despoje de cada pieza de tela que ocultaba mi esencia cayeron al suelo y note mi reflejo en frente, aunque mi consiente sabia quien era, mi anhelo preguntaba al desconocido. Arroje un poco de agua a aquel que se supone era, quizás así despertaría nuevamente y todo esto seria nada mas que una mal sueño creía que así te vería al abrir mis ojos, mas aun así nuevamente mentí, decepcionado y ahora sin duda de ser esta mi esclavitud abrí la llave del agua me interne bajo esta, su fluir recorrería mi piel queriendo con mis manos desprender mi piel y escapar, otro mas para en conteo de mis fracasos una mas de estas cobardes se deslizaría fría por mi mejilla oculta entre las aguas heladas y caería al vació para ser olvidada. Se cierran las aguas y tomo la toalla retiro cada partícula húmeda muchas de ellas algo más saladas.

Volvería así a la habitación, un delicado y casi imperceptible aroma a óbito se emanaba de mi las gotas de agua no lograron aliviarme o quizás como era mi esperanza ocultarle. Busco en el armario el disfraz que usaría este día y me preguntaba que sonrisa esbozaría para complacer a las miradas, concluyendo entre prendas que al final no importaría.
Ya ahora aparentaba ser como los demás mientras peinaba mis cabellos, me reflejaba, observando en silencio a este desconocido ya ante mí un arlequín mas de esta realidad, por segunda vez saldría de allí. Les vi a los ojos nadie pronuncio palabra de aquel despreciable aroma de martirio, era obvio tras algunos segundos que solo era yo quien le sentía. Tome un café y sonreí como debía, salude, converse fui por instantes parte de ellos deje la taza sobre la estufa y en un descuido escape a la puerta le abrí lentamente preguntándome que vería tras ella cerré mis ojos y salí llevando tras de mi aquella puerta hasta escuchar el sonido provocado al cerrarse sin querer deje que mis ojos se abrieran ante mi aquella teatral escena un a tras otra las calles eran recorridas por mascaras y capotes cientos de mimos en este dramaturgo, sobre ellos en aquel puente guarde silencio y es observe preguntaba a mi fantasma quienes eran no respondía solo les señalaba y en alegoría a si sonreía blasfemando de cada uno. Allí comprendí sus mascaras y arranque la mía, dejándole atada a una de mis manos postrado en este lugar cruce mis piernas y por un segundo espere que a mi próximo parpadear estuviese frente a mi el alba

0 comentarios: