Entonces aquí estamos, en el pequeño banco al costado de las vías de la vida, notando correr las miradas, uno tras otro acareando sus pasos, a sus espaldas las cargas que conlleva la existencia… cuan ligeras son sus impresiones de los pasos, a sus ojos son tal lentas… pero aquí en nuestro resguardo de la subsistencia cada paso se ve tan veloz y sus humanidades tan cortas… años y arenas a cada paso, nadie escapa de ellos, ni siquiera nosotros que les vemos pasar, sus bolsillos y memoria se llenan cada movimiento quizás de basura, dicha, veneno o nostalgia. Son tantas las cosas que llevar y tan escasos los instantes para recordar… cuantas de están se verán con la muerte, es inevitable darle detalle a la capoteada y pálida, con su macabra labor, Cortar caminos y dejar sus cuerpos perecer… ahora el espejo cruza y somos nuestros propios vigilantes un último vistazo a los caídos y deambulantes… para ser nosotros ahora quienes desperdiciamos la cordura y dejamos que los instantes crucen como espectadores y entonces la duda… vivir y correr los riesgos o simplemente detenernos y dejar que los minutos consuman nuestros cuerpos… ambos nos llevaran al olvido
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario