Eterno...

Mírame aquí ahora, contando los huesos de los minutos que han muerto. Cuantos y cuan secos, cientos de ellos vacíos y helados por la ausencia… mas cuanta es la pena de las razones perdidas… Aun así, esa es la vida del vagabundo, una marea de cargas dudas juegos y razones, sin duda de otras más, pero este es mi pecado y mi camino pese a lo correcto o lo inerte. Seguiré mis pies y respirare de los pocos retazos de tus antiguas presencias, que deliciosos aroma aun desprende mis ropas, sin tuda tu podrás reconocerle, no es cosa a la incertidumbre, pues como cada prenda de esta existencia te pertenece, alma vida y espíritu para ti, siempre postrado de rodillas y cuan servil como lo fue en antaño hasta la muerte o quizás como tus palabras lo han profesado, la eternidad será la menor de sus matices puesto que a estos ojos enamorados el eterno es solo una paso.
A existencia y expiración por y para ti, te amo