Lagrimas de lluna

miércoles, 16 de junio de 2010

 



Varios días ya, nuevamente esa puerta de aquel patético marrón, que tonalidad mas despreciable mas que grato era tenerle de vuelta, le abrí lenta a la expectativa de su interior, Inhalar…. Umm, que grato, el aroma de mi mundo atravesó tras esta y me recordó que este era mi espacio caótico y en perfecto desorden, pero parte de mi, y por mis manos elaborado… el único rincón del mundo que poseía mi aroma esencia, aunque nada quedaba en su lugar, pues así era mi gusto.
Descolgar la carga a mi espalda y dejar caer ese pesado cuerpo sobre la cama observar en ligeros parpadeos el oscuro profundo del techo, demonios cuantas cosas había visto ese mi testigo y conciencia, que otra razón tendría para darle tan noctámbulo matiz. No tardaría demasiado en ser hipnotizado por mi entorno la calidez y es desastroso aroma.
Adiós conciencia, Morfeo me capturo en sus brazos y me invadió con arenas sepultando mi cuerpo en su reino, allí me hallaría caminante, nuevamente distante de mi habitación y sin tener claridad de mi ubicación. Atendía a los murmullos de las voces perdidas, quizás reconocería algunas mas su mayoría me eran ajena, una apartada de las demás me causaba un delirante encanto, se marco sobre mis labios una tenue sonrisa, un extraño suceso sin duda pues aquellos ingenuos casi olvidaban como expresar el agrado, ahora al saber su proceder, para que abrir mis ojos pues aquel dulzor de su expresión bastaría para guiarme a su fuente tomar sus manos y aferrarle a mi, no necesitaría verle para conocer de su imagen, aquella pálida piel y candidos ojos soñadores apenas ocultos tras el caer de sus finos cabellos, la tersura de su piel en aquel tan puro vestido perla cayendo suave al delinear de su cuerpo, que maravillosa imagen mas cuan indigno de verle podría ser, podría conformarme con sus palabras ligeras y tímidas, casi infantiles, cuanta paz en cada palabra podría brindarme en cada susurro, eso quizás será una de las pocas cosas que las entre letras no sea capaz de expresar, ya para mi lo era todo y bastaba para ser suficiente pero ella no se pretende conformarse con su habla ofrendando a mi fortuna y único beso, regalando una pizca de su tibieza. En una osadía de mi ironía que me recordaba el perecer de las más hermosas rosas, bastaría un suspiro para arrancarme de los campos de ópalo. Mas el abrir de mis ojos a la realidad no encontraría de su presencia distancia, impregnadas de su fragancia mis telas y sobre mi mejilla empalidecida ante la sorpresa una tenue marca de sus labios, aun en los míos esa risilla discreta y esquiva. Había caído la noche, en un abrir y cerrar de ojos, jum!... un paso para salir de mi madriguera, la diestra chispearía la piedra que encendería ese filtro cancerigeno en mi boca, un inhalar apenas degustando el humo que recorrería mis pulmones mientras tomando los últimos pasos de la casa por el pasillo al pórtico ahora del marrón al negro para escapar a las calles.
Como era mi costumbre al fallecer del ocaso reposaría en el lugar mas alto para dar una ultima vista al dramaturgo circundante mientras acababa entre cenizas con el que al pasar de los años y entre muchos de sus hermanos suicidas acabarían conmigo, cinco, seis minutos quizás al distraerme serian diez los minutos que me tomaría tragar su ultimo aliento ahora una mirada a ese manto infinito ya ennegrecido y punteado con apenadas estrellas desde aquí tan diminutas, mas esa dulces guía de plata se negó por otra noche mas a mostrarse, curioso y algo nostálgico pues siempre fue de mis mas gratas compañías… pero empiezo a sospechar que no querrá verme mas, ya se a enterado que alguien a robado su lugar en mis sueños. Pobre de ella, si supiera que no solo te he ofrendado mis sueños…

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