Ausencia

miércoles, 16 de junio de 2010

 


Quisiera saber que letras vendrán a mi mente, mas para estas horas no tengo la menor idea de que es lo que quiero plasmar en estas palabras, quizás por rutina o costumbre busco desahogarme con lo que me es más cercano, mas este sentimiento absurdo de vacío, no me deja encontrar una base para lo que quiero narrar… Mas fácil seria entenderlo si solamente divagara sumergido en delirio y desquicios como ya es habitual para este caminante, mas esta vez es el sentir más solitario el que me lleva a esta postura, lo que me lleva a comprender esta necesidad tan humana de compañía… algo que para estas alturas carezco casi a cabalidad, con los años me hice cada día más distante de todo mi entorno y filtrando con guante de seda los que dejaría continuar a mi paso, poco a poco les hizo desaparecer… vaya que infame soledad y vaya ingratos compañeros o cuan miserable acompañante…
Sabrá el infierno la verdadera razón, pero aquí y en este helado instante de mi vida solo añoro una única voz, perdida en mi memoria, diambulante y tan esquiva endulza con ligereza mi fría morada, mas no solo es su voz quien calmaría mi desahucie, cuanta importancia ha ganado en los años aquella cálida sonrisa y la ternura de sus ojos… el danzar ingenuo de sus cabellos, la calidez de su tersa piel maravillada por un sabor aun tan exquisito que solo podría ser imaginado, vaya de su voz y su deleite… los más perversos recuerdos se amontonan en mi mente al recordarle en su “inocencia”… pero como negar el encanto sutil de sus lagrimas, en aquellas horas desconsoladas en las que acudió a este infame que en otras mareas fue su caballero, “de capa y espada… de armadura de plata, postrado de rodillas a su merced”… Mas con los años las arenas y los estragos de las oleadas de polvo y tierra… vaya, ahora me queda preguntarme si valdría la pena seguir entonces, pues aunque gustoso me bañaría en culpa si con ello llegara a comprender mis razones, pero por que mentir si no solo mis manos obraron en esta desventura aunque eso no retira mi culpa con el verdugo que quito la vida a esta particular historia, tan culpable como víctima de una parodia que solo me lleva a extrañarte… no era tan difícil entonces, ahora sé lo que revuelve mi cabeza y congela mi pecho… Ahora ya sé que puedo culparte por mis miedos mas aun mi terror a la desvergonzada soledad tu… tu ausencia, tuya es toda la culpa… A ti ausencia, por no tráele ante mi… a ti por apartarla a ti por hacerme extrañarla a ti por cerrar mi boca y hacerme callar… de ti me desprendo pues esta noche le diré a ella…
Adicto de ti como en cada una de aquellas noches, aun este corazón late pronunciando tu nombre pues es a ti mi dulce princesa, y solo a ti a quien necesito, deseo y la única a quien he amado.

2 comentarios:

Darkness dijo...

Sencillamente apropiada y dulce.

Amarelle Di Argento dijo...

sencillamente ignorado